. Preparación física
No hicimos nada fuera de lo corriente, una o dos salidas semanales normales en bici por Asturias (un gran campo de juego para el entrenamiento). No obstante, el fin de semana anterior al inicio de la travesía hicimos dos salidas seguidas, una de ellas bastante jevi (vuelta al Macizo de Andara: 65 km con 2600 m de desnivel positivo acumulado) aunque hay que decir que no llevamos las alforjas, lo cual nos habría dado una idea mejor de lo que nos esperaba.
. Material
No hicimos nada fuera de lo corriente, una o dos salidas semanales normales en bici por Asturias (un gran campo de juego para el entrenamiento). No obstante, el fin de semana anterior al inicio de la travesía hicimos dos salidas seguidas, una de ellas bastante jevi (vuelta al Macizo de Andara: 65 km con 2600 m de desnivel positivo acumulado) aunque hay que decir que no llevamos las alforjas, lo cual nos habría dado una idea mejor de lo que nos esperaba.
. Material
Bicicletas: la mía es una Conor 8500 AFX de 2006 con todos los componentes originales. Le cambié las cubiertas por unas Michelin XC All Terrain de 2’’ con la intención de que aguantaran mejor el peso adicional. Como luego os explicará Borja, ese grosor fue insuficiente. Borja llevó una B-Pro CS 10.6.C.
Alforjas: unas baratas de un solo cuerpo con varios años. Ambos nos arrepentimos de no habernos gastado un poco más de pasta y haber pillado unas buenas, sólidas y fáciles de poner y quitar.
Con las alforjas pasa una cosa curiosa: si bien terminas por odiar el lastre que suponen y sueñas con el día en que puedas rodar libre y hacer cabriolas sin ese muerto, lo cierto es que proporcionan mucha estabilidad. No sólo equilibran la bicicleta en el bandeo lateral, sino que en bajadas técnicas con escalones impiden que la bici se vuelque hacia delante y en subidas fuertes te permiten levantarte sin que la rueda trasera pierda tracción.
Mariconera: bolsa pequeña en el manillar marca Topeak. Un gran invento, lleno de bolsillos y departamentos para guardar a mano mil movidas.
Transportines:
Unos bastantes malos y viejos a los que hubo que hacerles ajustes extraños para poder colocarlos. Tornillos y tuercas de repuesto para esos ajustes (se terminaron utilizando).
Material de repuesto y herramientas: Como no sabemos mucho de mecánica, sólo llevamos lo que considerábamos básico: tres cámaras cada uno y parches (insuficientes, por lo que más tarde leeréis), multiherramienta de bici (con desmontables y tronchacadenas), multiherramienta tipo Leatherman, llave inglesa pequeña, algunos cables de freno y de cambio, pastillas (de freno de disco), 2 bombas, un trozo de cubierta (se usó), lubricante, eslabones de cadena, cordino. Imprescindibles cinta americana (que, por cierto, no funciona en ambientes húmedos), cinta aislante y superglú, que te sacan de muchos aprietos, y un cepillo de dientes viejo y un trapo para limpiar los recovecos de la mecánica. Echamos en falta un bote de desengrasante.
Un pulpo. Cuanto más largo y fino, mejor. Sirve para, entre otras cosas, equilibrar los bultos externos de las alforjas, pero le encuentras más usos a medida que aparecen problemas.
Equipaje: La colocación de todo el equipaje varía de unos usuarios a otros. Al final de la Transpirenaica las cosas dieron varias vueltas de unos bolsillos a otros, pero hallamos el mejor modo de colocar el saco y la esterilla por fuera, el calzado por separado, o la multiherramienta en ese bolsillo lateral de la mariconera que se abre muy fácil. Es importante llevar un orden para no volverte loco cada vez que necesites sacar algo.
Ropa de bici: un maillot y un culotte que se utilizaron todos los días (aunque llevamos uno de repuesto de cada, no los utilizamos, así de guarretes somos), chaqueta ligera impermeable y cortavientos, mallas, forro/chaleco de 100, calzado con calas (el mío se rompieron de caminar por mal terreno), guantes, casco, badana (tipo Buff) para el sudor de la frente (en mi caso llevé una cinta tipo Björn Borg, pero creo que es mejor una badana) y una visera para la lluvia (somos miopes de los de gafas). Ah, y varios pares de calcetines pequeños (se ensucian más de lo que crees).
Ropa de calle: un pantalón corto (si teníamos frío, nos poníamos las mallas por debajo), una camiseta, un calzado de descanso (playeros de monte) y, en mi caso, el plumas en bolsa de compresión, aunque no llegué a utilizarlo más que como almohada.
Impermeables para las alforjas y la mariconera (en el caso de Borja fueron unas bolsas de basura). Aquí hay que advertir que los impermeables no valen de nada si llueve fuerte, como nos pasó en la última etapa; son mucho mejores unas alforjas de material impermeable.
Otros:
• Cámara de fotos, navaja, crema solar, mechero, cortaúñas, antiinflamatorios y esos pequeños objetos que solemos llevar al monte “por si acaso”.
• 2 cadenas anti-robo con candado.
• Libro de Jordi Laparra y hojas de ruta fotocopiadas (y subrayadas por Borja, que se lo curró un montón) en el portamapas del manillar.
• Papel y boli. Al final del día puedes escribir el diario; si no, cuando llegues a casa se te habrán olvidado mil datos y anécdotas.
• Libro de lectura. Si eres aficionado a leer, llévate uno en edición de bolsillo y al que no le tengas mucho cariño. Yo llevé uno de tapas duras que se mojó el último día y quedó inservible (y me jodió).
• Linterna frontal. Las más ligeras que teníamos y de diodos. Aparte de dar luz para el vivac, no es descartable que los imprevistos te hagan terminar una etapa de noche.
• Dinero: No es fácil encontrar cajeros en ruta, así que lo mejor es llevar encima todo lo que creas que vas a gastar.
• 2 cadenas anti-robo con candado.
• Libro de Jordi Laparra y hojas de ruta fotocopiadas (y subrayadas por Borja, que se lo curró un montón) en el portamapas del manillar.
• Papel y boli. Al final del día puedes escribir el diario; si no, cuando llegues a casa se te habrán olvidado mil datos y anécdotas.
• Libro de lectura. Si eres aficionado a leer, llévate uno en edición de bolsillo y al que no le tengas mucho cariño. Yo llevé uno de tapas duras que se mojó el último día y quedó inservible (y me jodió).
• Linterna frontal. Las más ligeras que teníamos y de diodos. Aparte de dar luz para el vivac, no es descartable que los imprevistos te hagan terminar una etapa de noche.
• Dinero: No es fácil encontrar cajeros en ruta, así que lo mejor es llevar encima todo lo que creas que vas a gastar.
• Aunque sé que son un trasto y pesan mucho, eché en falta mis prismáticos. Me gusta ver pájaros (y bichos en general) y me frustró bastante no poder usarlos cada vez que veía alguno diferente a los de casa o sentarme un rato a mirar al final del día. Aun así, creo que la próxima vez tampoco los llevaré.
. Alimentación e hidratación
Normalmente, y siempre que fuera posible, nos levantábamos y rodábamos unos 10 km antes de parar a desayunar en el primer o segundo bar que encontráramos abierto en el camino. El desayuno que nos pareció más útil y energético es un cola-cao y tostadas con mantequilla y mermelada.
A lo largo de la jornada nos alimentábamos de barritas.
Por la noche cenábamos opíparamente en algún restaurante. Normalmente menú con primero, segundo y postre, procurando que uno de los platos fuera pasta, si bien esto no fue siempre posible.
Para beber los dos nos llevamos nuestros camelbak que rellenábamos en fuentes.
En mi opinión, contraria a la de Borja, nos infraalimentamos e infrahidratamos durante toda la travesía. Yo soy delgado, pero adelgacé 4 kg en 8 días y meaba (amarillísimo) como mucho dos veces al día.
Al llegar al final de etapa, mientras revisábamos las bicis o Borja escribía el diario, nos apretábamos unos reconstituyentes del Dr. Corbalán,que resultaron ser muy beneficiosos para el cuerpo y para el espíritu.
. Alimentación e hidratación
Normalmente, y siempre que fuera posible, nos levantábamos y rodábamos unos 10 km antes de parar a desayunar en el primer o segundo bar que encontráramos abierto en el camino. El desayuno que nos pareció más útil y energético es un cola-cao y tostadas con mantequilla y mermelada.
A lo largo de la jornada nos alimentábamos de barritas.
Por la noche cenábamos opíparamente en algún restaurante. Normalmente menú con primero, segundo y postre, procurando que uno de los platos fuera pasta, si bien esto no fue siempre posible.
Para beber los dos nos llevamos nuestros camelbak que rellenábamos en fuentes.
En mi opinión, contraria a la de Borja, nos infraalimentamos e infrahidratamos durante toda la travesía. Yo soy delgado, pero adelgacé 4 kg en 8 días y meaba (amarillísimo) como mucho dos veces al día.
Al llegar al final de etapa, mientras revisábamos las bicis o Borja escribía el diario, nos apretábamos unos reconstituyentes del Dr. Corbalán,que resultaron ser muy beneficiosos para el cuerpo y para el espíritu.
Borja os lo cuenta en el diario, pero el día de la llegada a Hondarribia cenamos, como marajás, en La Hermandad del Pescador. Caro, pero un homenaje gastronómico que nos ganamos a costa de nuestros maltrechos cuerpecillos.
Me quedé con ganas de haber cenado un chuletón al final de cualquier de las 3 etapas navarras, pero consideramos que la carne no era la mejor cena antes de una etapa.
Por cierto, no sé si os pasa, pero a nosotros los plátanos nos resultan un poco pesados para comer mientras pedaleas. Optamos por compartirlos y comer menos cada vez.
Nota importante: al pasar por Roncesvalles no se os ocurra cenar el menú del Peregrino en La Posada. Una puta tomadura de pelo.
. Mantenimiento de la bicicleta
Como ya he dicho más arriba, no tenemos mucha idea de mecánica, razón por la cual si se nos hubiera estropeado un cambio o un eje de pedalier o alguna de esas piezas o mecanismos que aun no entendemos muy bien, habríamos estado bien jodidos. Por fortuna, nada de eso ocurrió y fuimos capaces de arreglar todo con dos cabezas pensantes (a veces sólo una), las manos y el material para reparaciones de fortuna.
Creemos que es imprescindible pasar por tu mecánico de confianza la semana anterior a la primera etapa para que le haga un repaso completo a tu bici y, también importante, probar en una vuelta por todo tipo de terrenos los nuevos ajustes que le haya hecho.
Al final de cada día, entre cerveza y cerveza, le dedicamos un rato a la bici. Buscar el origen de esos pequeños ruidos que nunca oíste antes, limpiar cadena, platos, piñones y cambios y lubricarlos (todos los días, religiosamente), o pensar un modo mejor de repartir la carga.
A lo largo de la Transpirenaica sólo encontramos una tienda de bicis (no muy bien surtida) en Villanúa y un sitio de alquiler de bicis y segways en Irati. Este último, aunque no vende recambios, nos ofreció a precio de costo un par de cámaras que nos dieron la vida. (gracias).
. Dormir
Como nuestra intención era ir a lo barato, decidimos cargar con el saco, la funda de vivac y la esterilla con el objetivo de dormir al raso todas las noches. Tuvimos mucha suerte y todos los días encontramos sitios buenísimos (atechados, limpios y tranquilos).
Nos encontramos a unos catalanes que utilizaban el método contrario: cargar con muy poco equipaje y dormir pagando todas las noches. Este plan requiere un curro previo de llamadas y reservas para todas las noches, sin que puedas variar el plan de la travesía ni retrasarte por imprevistos ni un solo día (además de ingentes cantidades de dinero, claro). Aunque ahorraran en peso y dispusieran de cama y ducha todos los días, sus inconvenientes pesan demasiados para nosotros. Aparte de que nos encanta dormir al raso.
En el diario de Borja veréis los sitios tan cojonudos que encontramos para pasar la noche. A colación de esto, creemos que es importante no ir directamente al bar en los finales de etapa, sino dar primero una vuelta por el pueblo y/o alrededores hasta encontrar un sitio bueno para dormir. Cuando se hace de noche, cansado, con la barriga llena y un pequeño puntín a causa del vino de la cena, es más difícil encontrar el sitio perfecto. Los factores decisivos a la hora de elegir el sitio son: ruidos (paso de coches o de gente, una fuente que mana demasiado fuerte...), luz (evitar farolas), exposición (cuanto menos gente se entere de que estás durmiendo ahí, mejor), atechado (te evita el rocío o tener que buscar, en gallumbos, un refugio ante un chaparrón imprevisto).
En Roncesvalles optamos por inscribirnos como peregrinos. Fuimos con la verdad por delante y como había sitio de sobra, nos dejaron hacer la jugada. Sin embargo, la ducha fría, las literas incómodas y tener que compartir barracón con 5 personas (algunas de ellas muy malos compañeros de habitación) no nos merecieron la pena.
. Orientación
En todo momento llevábamos en el portamapas del manillar las hojas de ruta del libro de Jordi Laparra fotocopiadas. Borja se lo curró un montón y subrayó previamente en diferentes colores las fuentes, los bares y los puntos conflictivos.
Además, Borja llevaba el track de la travesía (el enlace a la página de donde se lo bajó está en la página de inicio) en su GPS (Garmin 605 Edge).
Con estos dos elementos es prácticamente imposible perderse y sólo una vez, por no fiarnos del GPS, nos metimos por el camino equivocado.
. Meteorología
No nos podemos quejar del tiempo.
Nos llovió (orballo cabrón) en las zonas altas de la etapa Escalona-Sarvisé (variante Ordesa) y, a mares, durante casi toda la última etapa.
El resto de días hizo sol o nubes o huevo frito, pero sin calor excesivo.
Aun así, creemos que hay que ir preparado para casi cualquier cosa.
. Opinión general de la travesía
Era mi primer viaje en bici y he quedado encantado. La travesía me parece un poco dura, pero es debido más que nada al peso que tuvimos que cargar. Con menos equipaje seguro que es mucho más disfrutona.
El libro de Jordi está muy bien, aunque hemos encontrado algunos fallos en las hojas de ruta y algunos datos pendientes de actualización, sobre todo el asfaltado reciente de algunas pistas. Yo echo en falta algún capítulo explicativo sobre la vegetación que vamos encontrando y un poco de historia de las comarcas que atravesamos pero, como dice Borja, eso le añade peso y no a todo el mundo le interesa. En general nos parece que el Jordi se hizo un curro de la ostia y se lo agradecemos.
Las etapas que más me gustaron son la que pasa por Sasa (el pueblo abandonado; Sarvisé-Senegüé) y la penúltima, Roncesvalles-Etxalar. Aunque la que pasa por el balcón de Ordesa (Escalona-Sarvisé, variante Ordesa) también fue muy guapa. Y, pensándolo bien, me gustó mucho el pueblo de Echo (Aragüés del Puerto-Isaba).
Me quedé con ganas de haber cenado un chuletón al final de cualquier de las 3 etapas navarras, pero consideramos que la carne no era la mejor cena antes de una etapa.
Por cierto, no sé si os pasa, pero a nosotros los plátanos nos resultan un poco pesados para comer mientras pedaleas. Optamos por compartirlos y comer menos cada vez.
Nota importante: al pasar por Roncesvalles no se os ocurra cenar el menú del Peregrino en La Posada. Una puta tomadura de pelo.
. Mantenimiento de la bicicleta
Como ya he dicho más arriba, no tenemos mucha idea de mecánica, razón por la cual si se nos hubiera estropeado un cambio o un eje de pedalier o alguna de esas piezas o mecanismos que aun no entendemos muy bien, habríamos estado bien jodidos. Por fortuna, nada de eso ocurrió y fuimos capaces de arreglar todo con dos cabezas pensantes (a veces sólo una), las manos y el material para reparaciones de fortuna.
Creemos que es imprescindible pasar por tu mecánico de confianza la semana anterior a la primera etapa para que le haga un repaso completo a tu bici y, también importante, probar en una vuelta por todo tipo de terrenos los nuevos ajustes que le haya hecho.
Al final de cada día, entre cerveza y cerveza, le dedicamos un rato a la bici. Buscar el origen de esos pequeños ruidos que nunca oíste antes, limpiar cadena, platos, piñones y cambios y lubricarlos (todos los días, religiosamente), o pensar un modo mejor de repartir la carga.
A lo largo de la Transpirenaica sólo encontramos una tienda de bicis (no muy bien surtida) en Villanúa y un sitio de alquiler de bicis y segways en Irati. Este último, aunque no vende recambios, nos ofreció a precio de costo un par de cámaras que nos dieron la vida. (gracias).
. Dormir
Como nuestra intención era ir a lo barato, decidimos cargar con el saco, la funda de vivac y la esterilla con el objetivo de dormir al raso todas las noches. Tuvimos mucha suerte y todos los días encontramos sitios buenísimos (atechados, limpios y tranquilos).
Nos encontramos a unos catalanes que utilizaban el método contrario: cargar con muy poco equipaje y dormir pagando todas las noches. Este plan requiere un curro previo de llamadas y reservas para todas las noches, sin que puedas variar el plan de la travesía ni retrasarte por imprevistos ni un solo día (además de ingentes cantidades de dinero, claro). Aunque ahorraran en peso y dispusieran de cama y ducha todos los días, sus inconvenientes pesan demasiados para nosotros. Aparte de que nos encanta dormir al raso.
En el diario de Borja veréis los sitios tan cojonudos que encontramos para pasar la noche. A colación de esto, creemos que es importante no ir directamente al bar en los finales de etapa, sino dar primero una vuelta por el pueblo y/o alrededores hasta encontrar un sitio bueno para dormir. Cuando se hace de noche, cansado, con la barriga llena y un pequeño puntín a causa del vino de la cena, es más difícil encontrar el sitio perfecto. Los factores decisivos a la hora de elegir el sitio son: ruidos (paso de coches o de gente, una fuente que mana demasiado fuerte...), luz (evitar farolas), exposición (cuanto menos gente se entere de que estás durmiendo ahí, mejor), atechado (te evita el rocío o tener que buscar, en gallumbos, un refugio ante un chaparrón imprevisto).
En Roncesvalles optamos por inscribirnos como peregrinos. Fuimos con la verdad por delante y como había sitio de sobra, nos dejaron hacer la jugada. Sin embargo, la ducha fría, las literas incómodas y tener que compartir barracón con 5 personas (algunas de ellas muy malos compañeros de habitación) no nos merecieron la pena.
. Orientación
En todo momento llevábamos en el portamapas del manillar las hojas de ruta del libro de Jordi Laparra fotocopiadas. Borja se lo curró un montón y subrayó previamente en diferentes colores las fuentes, los bares y los puntos conflictivos.
Además, Borja llevaba el track de la travesía (el enlace a la página de donde se lo bajó está en la página de inicio) en su GPS (Garmin 605 Edge).
Con estos dos elementos es prácticamente imposible perderse y sólo una vez, por no fiarnos del GPS, nos metimos por el camino equivocado.
. Meteorología
No nos podemos quejar del tiempo.
Nos llovió (orballo cabrón) en las zonas altas de la etapa Escalona-Sarvisé (variante Ordesa) y, a mares, durante casi toda la última etapa.
El resto de días hizo sol o nubes o huevo frito, pero sin calor excesivo.
Aun así, creemos que hay que ir preparado para casi cualquier cosa.
. Opinión general de la travesía
Era mi primer viaje en bici y he quedado encantado. La travesía me parece un poco dura, pero es debido más que nada al peso que tuvimos que cargar. Con menos equipaje seguro que es mucho más disfrutona.
El libro de Jordi está muy bien, aunque hemos encontrado algunos fallos en las hojas de ruta y algunos datos pendientes de actualización, sobre todo el asfaltado reciente de algunas pistas. Yo echo en falta algún capítulo explicativo sobre la vegetación que vamos encontrando y un poco de historia de las comarcas que atravesamos pero, como dice Borja, eso le añade peso y no a todo el mundo le interesa. En general nos parece que el Jordi se hizo un curro de la ostia y se lo agradecemos.
Las etapas que más me gustaron son la que pasa por Sasa (el pueblo abandonado; Sarvisé-Senegüé) y la penúltima, Roncesvalles-Etxalar. Aunque la que pasa por el balcón de Ordesa (Escalona-Sarvisé, variante Ordesa) también fue muy guapa. Y, pensándolo bien, me gustó mucho el pueblo de Echo (Aragüés del Puerto-Isaba).
